La voz poética del alma maya
En el corazón de la cultura maya, entre rituales, astronomía y sabiduría ancestral, también floreció la poesía. Los Cantares de Dzitbalché son una prueba viva de esa sensibilidad artística, una colección de cantos que mezclan lo sagrado, lo cotidiano y lo profundamente humano. Esta obra, considerada una joya de la literatura prehispánica, fue escrita en lengua maya yucateca y transcrita en el siglo XVIII por un autor identificado como Ah Bam, un sabio y poeta originario de Dzitbalché, Campeche.
Breve historia del manuscrito
Aunque los cantares tienen un origen mucho más antiguo —probablemente datan de los siglos XIII al XV—, fue durante el periodo colonial que se recopilaron en papel, utilizando el alfabeto latino, como una forma de preservar la memoria colectiva maya frente a la influencia española. El manuscrito sobrevivió al paso del tiempo y fue redescubierto en el siglo XX, atrayendo el interés de lingüistas, antropólogos y amantes de la poesía por igual.
Los 15 cantares que conforman esta obra se usaban con fines rituales, educativos, espirituales y artísticos. Algunos eran cantados en ceremonias religiosas, otros en fiestas o ritos de iniciación, y varios expresan emociones tan universales como el amor, el deseo o la tristeza.
Los 15 Cantares de Dzitbalché
A continuación, te presento una breve descripción de cada uno de los 15 cantares, según las versiones más aceptadas por los investigadores:
- Canto de la creación
Un himno al origen del universo y la humanidad. Describe cómo los dioses formaron el mundo con equilibrio y sabiduría. - Canto de la flor y del canto
Poema que celebra la música y la poesía como dones sagrados. Es uno de los textos más líricos, lleno de imágenes florales. - Canto para hacer llover
Utilizado en rituales para invocar la lluvia. Aparece Chaac, el dios de la lluvia, y hay un tono de súplica a la naturaleza. - Canto para curar enfermedades
Un texto con funciones terapéuticas y espirituales, donde se invocan fuerzas protectoras para restaurar el equilibrio del cuerpo. - Canto del amor juvenil
Describe el amor como un juego de miradas y silencios. Está lleno de ternura y picardía adolescente. - Canto para el fuego nuevo
Relacionado con ceremonias de renovación del tiempo. Se encendía el fuego como símbolo de vida y purificación. - Canto a los abuelos
Un homenaje a los sabios y ancianos, guardianes del conocimiento y la tradición oral. - Canto del sacrificio
Texto que refleja la cosmovisión maya sobre el dar y recibir, el papel del sacrificio en mantener el equilibrio cósmico. - Canto de iniciación del niño varón
Parte de los ritos de paso hacia la adultez. Enseña valores y responsabilidades a los jóvenes. - Canto para el alma que parte
Un poema funerario que acompaña al espíritu del difunto en su viaje al más allá. Profundamente espiritual. - Canto para pedir perdón
De tono humilde, este canto se usaba para reconciliarse con los dioses o con otros miembros de la comunidad. - Canto del ave del amanecer
Una metáfora sobre la esperanza, el renacimiento diario y la conexión con el ciclo solar. - Canto para la siembra del maíz
Poema agrario que honra al maíz, considerado un ser sagrado y origen de los hombres según la mitología maya. - Canto de las muchachas danzantes
Representa las danzas y cantos femeninos en festividades. Lleno de ritmo, coquetería y alegría comunitaria. - Canto final: despedida del cantor
Un texto melancólico donde el poeta se despide del canto, la vida o quizás del mundo. Cierra la colección con un tono introspectivo.
Un legado que aún canta
Los Cantares de Dzitbalché son mucho más que vestigios antiguos; son testimonio de una civilización que vivía en armonía con la naturaleza, que sentía profundamente y que supo expresar su visión del mundo a través de la poesía. Hoy, estos cantares siguen resonando en el alma de quienes buscan entender la esencia de lo maya más allá de sus templos y calendarios.
Redescubrirlos es también una forma de honrar la palabra viva de nuestros pueblos originarios.